miércoles, 16 de junio de 2010

Cuento Contigo


Si alguna vez te has parado en medio de la vorágine del día a día que nos hemos impuesto habrás advertido lo ridículo que parece todo a tu alrededor. Todos corren, algunos hacia ningún sitio, sólo lo hacen por empatía y porque no vaya a resultar que visiten el pavimento a la altura de sus narices tras el empujón de quien viene más rápido aún y que quizá tampoco va a ninguna parte.

Pantallas de neón que te prometen el paraíso mismo con una gama de colores que hasta ese momento siquiera sabías que existían... Mientras miras a tu alrededor y piensas, no sin motivos, si realmente existe ese lugar. Si de verdad tu amada/o tendrá el mismo aspecto que presenta la escultural figura de la marquesina, que miras de reojo por si acaso cambia de imagen y te da la hora no sea que otra vez llegues tarde... Es mejor correr para evitarlo. Otra vez aliviando el paso y de paso el ritmo de tu corazón.

Pero no hagas caso, más adelante de nuevo otra detallada descripción esta vez de cómo utilizar el aparatito desfibrilador que a modo de dispensario por turnos se sitúa estratégicamente en algunas grandes ciudades atribuladas por la fiebre del estrés.

Alivias el paso y resulta que mientras sorteas a la chica de patines que corre y corre y cabilas sin llegar a adivinar cómo es capaz de guardar el equilibrio al tiempo que atropellada te asalta la idea de dónde quedará el circo del que se ha escapado, el claxon del coche te pone en órbita de nuevo. Has vuelto a la realidad de la mano de algún improperio del conductor. Mientras le dedicas tu mejor selección de vocablos ofensivos de repente te das de bruces con la cafetería a la que intentas acceder por la cristalera del ventanal mientras al mejor estilo mimo buscas el inexistente pomo de la puerta que por una combinación de premura y tontuna pensaste que estaba por allí...

¡Todo rápido, muy ligero, a la voz de 'ya' !. "Si puede ser hoy mejor que mañana", "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", "En casa a las diez estés si puede ser mejor antes que después"... ¡Basta!. ¿Te has planteado alguna vez vivir despacio?. No importa el resto, ya sabes, sin prisas y con todas las pausas a tu alcance. En no tomar el atajo de regreso a casa y disfrutar del paisaje. Caminar bajo la lluvia mientras sonríes. Sonríes.

Esa es la palabra, sonreír. ¿Sabes que el gesto de reír es del que participan más músculos del cuerpo simultáneamente. Y que éstos a su vez provocan una liberación de endorfinas suficientes para aliviar cualquier síntoma de cansancio, tristeza, estrés... Y que es una terapia al alcance de todos, económica, porque sonreír no cuesta nada y es contagiosa, felizmente contagiosa?.

¿Y sabes que con una sonrisa puedes conseguir todo lo que te propongas?. Con una sonrisa la chica de la ventanilla te atenderá mejor y más diligentemente. ¿Pues a qué esperas?. Prepara tu estrategia mientras escuchas mi propuesta musical de hoy.


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