martes, 2 de noviembre de 2010

El Poder de la Balada


Andaba yo un poco despistado hoy cuando recibo alerta en la pantalla de mi portátil de la entrada de un nuevo mail a mi bandeja. En ese instante me encontraba por otros menesteres... nada extraños, simplemente actualizaba mi portal sobre Neil Diamond que me está dando un trabajo enorme debido a la frenética actividad que despliega a sus casi setenta años.

El caso es que mi buen amigo López me avisaba que estaba canino de contenido para la sección Clásicos de la Música del jueves. Y es cierto, tal como lo cuento, que entre tanto redactar, conciliar fuentes informativas y permisos varios para reproducir audio de determinado disco, el mensaje abrió la espita camino a la realidad y de pronto me vino a la mente este clásico del grupo de rock inglés.

Los Whitesnake encierran en sí mismos la esencia básica del rock clásico. Su vocalista y líder, por cierto el único que siempre permaneció refundación tras refundación, abandonó los Deep Purple para iniciarse él solito y le fue mal. Hasta que como a mi hoy me ha ocurrido tuvo una inspiración, yo la de él y David Coverdale la de crear la banda que nos ocupa.

Fue a finales de los setenta y con un estilo más bien rock pero de raíces soul y blues. No gustó mucho, quizá por la invasión de grupos del tipo Kiss, Metallica, etc, que coexistían e hicieron que Whitesnake pasaran desapercibidos. Coverdale decidió parar. Eran los ochenta y había que aplicar algo que girara más hacia el éxito rotundo. Fácil, rock contundente más claro y al uso por esos años con baladas así mismo incontestables.

Se sacó de la manga un discazo que colocó en todas las listas de éxitos. El álbum Whitesnake (1987) condensaba la esencia que inició como terapia reparadora camino al estrellato definitivo con el disco anterior Slide it In (1984). Y en él la balada que de pronto iluminó la mañana de este día mío de noviembre, Is This Love.

Cuenta la leyenda que en principio David Coverdale la había escrito para entregarla a Tina Turner que por entonces había resucitado al éxito de la mano de Mark Knopfler, guitarrista de Dire Straits. Debió pensarlo y rectificó a tiempo. Hoy la puedes encontrar situada entre los mejores estándares del género y en cualquier lista que se precie sobre mejores baladas de todos los tiempos.

Por cierto, que si buscas el álbum podrás encontrarlo bajo dos títulos diferentes, ambos válidos, Whitesnake, como se llamó en EE.UU. o 1987 tal cual se conoció en Europa.


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