sábado, 18 de diciembre de 2010

¡Es Navidad!


¡Cómo, que ya es Navidad!, si la última vez fue hace... Sí, es verdad, en qué estaría yo pensando, hace justo un año que hablábamos de ella. Pero claro, como todo ahora se hace por real decreto uno no sabe a ciencia cierta cuándo han dado el pistoletazo de salida para el derroche de besos, abrazos y demás arrumacos que uno se pregunta por qué el resto del tiempo no se dan...

Y es que claro, como la huelga de controladores varios este año bendito de Nuestro Señor Jesucristo se ha adelantado en el calendario parecía que ya habíamos dejado atrás las opíparas comidas, cenas, en el mejor de los casos desayunos -no entremos aquí que es Navidad- y la Guardia Civil ya había instaurado semanas antes el toque de queda en las rotondas...

Por cierto que tengo yo algunas sugerencias al respecto para el próximo año. La primera es que por favor la benemérita modernice la indumentaria. Un toque de color si ya no puede ser de locura -la de bolis caídos estuvo muy bien- porque el verde uniformado cada vez se ve más gris.

Que los paneles informativos en las autovías cumplan su función haciendo honor a su nombre. No es una noticia que llueva, ¡si la vemos!, tampoco que nieve, que lo vemos también -de qué íbamos a tener permiso de conducir si no-. Cómo cambiaría todo si de pronto un domingo por la tarde ahí arriba tan hermoso, en colores y letras grandes de pronto se pudieran leer los resultados de los partidos de la jornada... ¡No hay color!.

Y que los radares por fin encuentren su sitio en ellas y no anden perdidos fotografiando a diestro y siniestro en aquellos lugares de peligro políticamente correcto. ¡Cuánta inventiva derrochada en camuflajes varios!.

Fijaros si no en la Real Academia de la Lengua que ahora tiene nuevo mandamás y que ha entrado pisando fuerte. Ahora ya no existe la 'ch' (che), no, es la 'c' 'h' tal cual y por separado; la 'll' (elle) ahora es la 'l' (ele) individualmente; tampoco el acento ortográfico se utilizará depende de para qué palabras..., etc. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar, se debe estar diciendo nuestra querida y entrañable ñ de toda la vida.

En fin, que parece que eso del término medio es una cosa que ha dejado de moderar las tendencias. O Juan o Juanillo. Que se lo digan a Camilo Sesto, o lo hace bien o no hay por dónde cogerlo en Todo de Mí (2010).

Pero la sugerencia mayor y que más me satisface decir es que intentes vivir una muy feliz Navidad, aunque aún no te hayan pasado el informe en la oficina comunicándotelo, ni repararas en el guiño del decimito de agosto. O desde el Inem, si es tu caso, no sólo no se hayan acordado de ti, sino que, decidan olvidarte para siempre a partir del próximo febrero.

¡Ah!, y que la chica de Freixenet se pase al Cava y a la Mahou y que al calvo de la Lotería Nacional no se la dejen ver, mucho menos beber por desertor.

Feliz Navidad a tod@s.



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