jueves, 6 de enero de 2011

Una Historia De Joy Division


Especialmente trágica la historia de esta banda británica de Manchester surgida del punk, o al menos con parte de la fuerza e intensidad desbocada de ese brío musical que consiguió convertirse en tendencia en la segunda mitad de los setenta dominada por la Disco.

Como todas las bandas de aquel entonces aprovecharon fácilmente la posterior incursión en los modos de producción del sintetizador. Ya lo vimos con los australianos The Church. La particularidad del cuarteto Joy Division es que éste describía ambientes agobiantes, pesados y cargantes sin llegar al sonido pseudoindustrial de China Crisis o Talk Talk.

Su vocalista tuvo mucho que ver. Ian Curtis padecía una enfermedad tan imprevisible como destructora, epilepsia. En ocasiones en plena actuación sufrió ataques que terminaban por frustrar y minar la atormentada personalidad de Curtis que vio con el tiempo cómo su vida sentimental caía en picado costándole la ruptura de su matrimonio.

Solamente llegaron a grabar dos discos. Justo los que dio de sí la existencia terrenal de Ian Curtis. Incluso el segundo fue pospuesto varios meses, hasta julio de 1980, a consecuencia del suicidio del atribulado cantante. Closer (1980) estaba repleto de sombríos pasajes en torno a la muerte, temática recurrente, bien auspiciado por siniestros arreglos de teclado y efectos de estudio, aún más que su predecesor Unknown Pleasures (1979).

Como oscuro presagio ya desde sus inicios vía maquetas, conciertos en locales pequeños e intervenciones en emisoras de radio hasta la grabación de su primer álbum el cuarteto había asumido tácitamente que si algún miembro del mismo alguna vez faltaba jamás continuarían con el proyecto. No esperaban seguramente que iba ser tan pronto y tan trágicamente.

El trío restante jamás consiguió zafarse de la densa sombra de Joy Division, incluidas reediciones, recopilatas que llenaron durante décadas el vacío. Pero llegaron a conformar un nuevo y duradero proyecto exitoso basado directamente en la música electrónica aún con ese aire raro y de misterio, New Order.

Cualquiera de los dos discos citados merecen atención pista a pista, pero especialmente destaca el inconmensurable Love Will Tear Us Apart, un single compuesto por Ian Curtis que se publicó un mes antes de su muerte y que consiguió años después ser todo un clásico del post punk.


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