viernes, 21 de marzo de 2014

Wilson Pickett, El Soul Enrazado




Siempre he creído que el cantante y también compositor de Alabama (EE.UU), desparecido en 2006, tuvo su mejor mentor en Sam Cooke, el lado dulce, esencialmente romántico del soul masculino que por otro lado atraía a las fans como la miel a las abejas. Y no he estado equivocado durante todos estos años.

La brillantez de Pickett alcanzaba el cenit cuanto más enamoradizo aparecía Cooke. Los contrastes. El Yin y el Yan de la sabiduría oriental trasladado a la música de mediados de los sesenta, cuando sólo unos años antes el gospel que se cantaba en las misas de las comunidades negras de Estados Unidos fue dando rienda suelta a la imaginación hasta llegar a esta forma tan electrizante de sonido.

Esa fue una época notablemente revulsiva. Mientras Elvis andaba despistado protagonizando filmes en su mayoría infumables, James Brown sentaba las bases del Funky, The Beatles ensayaban con una textura llamada Pop y The Rolling Stones rocanroleaban diferente. Pero no entenderé jamás, sin embargo, como una artista ajena a toda la movida de esos años vendía y triunfaba tanto o más que ellos, Barbra Streisand. En fin, cosas de la vida.

Wilson Pickett era la raza, la fuerza, la energía desgarradora en medio de esta marea que aglutinaba todo en uno, con el éxito sin parangón con el que forjó su leyenda en 1965, In The Midnight Hour. Compuesto junto a su amigo e instrumentista Steve Cropper, es un himno inmortal que quiero compartirlo contigo. Temas así merecen la pena un alto y... directo al oído. Déjalo entrar a su antojo.



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