domingo, 6 de abril de 2014

Michael Jackson Vuelve...




Ha ocurrido a lo largo de la historia de la música moderna en infinidad de ocasiones. Y no será la última. Estirar al máximo todas las posibilidades de rentabilidad del cantante, autor, etc., de turno por parte de los herederos legales o compañías discográficas y de derechos del material grabado o por grabar del músico en cuestión es muy habitual.

Sinceramente los irreductibles seguidores, amantes de la música y de las rarezas inéditas de este género artístico lo agradecen. No digamos los arriba citados. Y sobre todo si hablamos de alguien con una imbricación tan profunda en la sociedad en general como la tuvo el Rey del Pop, Michael Jackson.

Al margen de esta cadena de intereses existe un indiscutible icono de la música pop con una facilidad casi hipnótica para construir entorno suyo un mundo sui géneris del que era y es difícil abstraerse. Y sin la ayuda de nadie. Su compleja personalidad, que no vamos a analizar en este momento, iba a la par con sus discos.

Y en éstos últimos, los discos, en definitiva su obra mayor, reside la clave de su éxito musical. Francamente fácil de decir pero no igualmente sencillo plasmar en una canción, es decir, traer a sus modos soul, boogie o funk la impronta enérgica de una guitarra eléctrica. En algunos casos generando demasiado ruido (Bad - 1986), en otros mágicamente integrada (Thriller - 1982).

Jackson, natural de Gary, Indiana, en EE.UU., fue un autor muy prolífico. Mucho. Y supo rodearse de buenos arquitectos musicales según convenía en cada momento que daban forma a sus siempre sugerentes iniciativas. Entre ellos el que mejor las interpretó ya desde Of The Wall (1979), fue Quincy Jones. Decididamente y de forma objetiva los discos posteriores a Jones no brillaron más allá del carisma de su protagonista y la inevitable en consecuencia escalada en las listas de éxitos y ventas.




Pero Jackson dejó mucho más de lo que vio la luz en su momento. Recientemente los herederos de nuestro protagonista dieron permiso de acceso a sus archivos al nuevo director ejecutivo de Sony Music, L.A. Reid, sello en que se integra la marca Epic, editora a su vez de todos los discos de Michael desde 1979. Allí debió encontrar la misma Biblia en verso -permítaseme la expresión-.

Reid no dudó en encabezar el proyecto que conduciría a la edición del segundo disco póstumo del Rey del Pop. El primero fue Michael en 2010. Del gran número de maquetas, grabaciones a semiproducir, etc., se han seleccionado sólo ocho cortes. Hasta diecisiete y dos vídeos para la edición Deluxe. La coordinación en la producción es de Timbaland.

En fin, poco más que añadir. Hay más detalles en su web oficial que sigue tan activa como siempre. Sólo un pequeño a la vez que gran detalle. Salvo porque todo es material ideado por Jackson, en la nota informativa que asevera que el álbum estará disponible el 13 de mayo en todo el mundo bajo el título Xscape, se incluye el término "comtemporaneizar". Y cabe la pregunta: ¿dónde quedará Michael Jackson en este disco?.

Sí conocemos en este momento uno de los temas que compondrán Xscape. Se filtró hace unos cuatro años en Youtube, mucho antes de concebir este nuevo disco póstumo. Es el que puedes escuchar en el siguiente vídeo. Michael  lo esbozó en 2005 y denuncia los abusos sexuales a una menor de 12 años. Sin duda lo utilizó como defensa ante los acontecimientos que le involucraban como autor también de abusos a menores.


   




1 comentario:

La Corte Del Rey Del Pop dijo...

los herederos del cantante dieron permiso de acceso al nuevo director ejecutivo de Sony Music, L.A. Reid...Hay esta el gran problema,los herederos del cantante son sus tres hijos y su madre,ellos no fueros consultados para este asalto a los archivos DE Michael Jackson no dieron permiso de nada es más,están en contra de este trabajo,los que han entregando las joyas de la corona son los albaceas (abogados de la herencia de MJ) que hacen y en especial deshacen a placer,sin control ninguno de la familia,bueno, en realidad de eso se trato su muerte,dar libre albedrío en todas sus cosas.