domingo, 17 de enero de 2010

Biblioteca del Congreso EE.UU.




Acumular el saber, el conocimiento o dejar escrito y conservar para la posteridad los hechos, mejores o peores, como exhibición ejemplarizante y un interés por mostrar las bonanzas tecnológicas o morales de cada época o civilización ha ocupado desde el principio de los tiempos a la humanidad.

Desde las cuevas de Altamira hasta la mítica Biblioteca de Alejandría pasando por todo el poder que a modo de reservorio de conocimiento acumularon los primitivos cristianos y después la Iglesia, ésta durante la Edad Media y prácticamente a la actualidad, son sólo unos ejemplos.

Las bibliotecas son en sí mismas el disco duro de toda la historia conocida del mundo y sus habitantes. Y evidentemente evolucionan en sus contenidos al ritmo y medida que nosotros lo hacemos. El Séptimo Arte por ejemplo ha tomado un papel predominante en algunas de ellas. Estos días se ha producido un hecho histórico que con toda seguridad abrirá camino.

En la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos acaba de producirse un acontecimiento sin precedentes: ha acogido por primera vez en su historia un vídeo musical. En los mismos estantes de películas como la inolvidable Casablanca de Michael Curtiz dirigiendo a Humphrey Bogart e Ingrid Bergman o Eva Al Desnudo de Joseph L. Mankiewicz con la intrigante mirada de Bette Davis y una incipiente Marilyn Monroe, a partir de ahora se podrá contemplar la figura de Michael Jackson.

Ya dije en su momento que no dejaríamos de hablar del genio de Indiana. El videoclip Thriller de casi 14 minutos de metraje y que alcanzó en su momento por innovador en el mundo de la música un éxito sin precedentes pasa a formar parte del registro Nacional Fílmico de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.

Los muertos vivientes de aquel cortometraje comparten eterno descanso con otros inmortales del cine. Y lo que nos queda por ver. De momento disfrutemos con el vídeo, que ciertamente es un trabajo sobresaliente.



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