miércoles, 28 de abril de 2010

Una de cine Clásico y Sin Nombre

A veces es injusta la industria del entretenimiento, entertaiment como dicen los yanquis. Después de algunos años me he podido dar el placer, sí, el placer, de volver a visionar uno de los grandes clásicos del género del western... Vayamos por partes.

La cinta de 1969 está basada en un musical de Broadway que tuvo un éxito importante. Rápidamente las cabezas pensantes del celuloide decidieron que sería bueno seguir rentabilizando la obra teatral del pianista estadounidense de origen alemán Frederick Loewe que por entonces formaba tándem con el también compositor Alan Jay Lerner.

A tal fin se contrató a un escritor, actor y director de teatro de Texas de nombre Joshua Logan. Éste ya había obtenido dos buenos reconocimientos en su carrera como son los Premios Pulitzer y Tony en 1950 por la obra South Pacific, además de dirigir un guión de Jack Lemmon en 1955 en Escala en Hawai que le supuso a Lemmon su primer Óscar como guionista.

Por otro lado y para los papeles principales se eligieron dos figuras de talla que hoy sabemos lo es uno de ellos, me refiero a Clint Eastwood y el que ya desde aquel lejano 1969 lo era, Lee Marvin.

Lo que allí surgió fue una suerte de musical combinado con la comedia, el western y dos figuras claves del cine de toda la vida caracterizando a sendos colonos que por el azar se conocen entablando una amistad que desemboca en mil aventuras y desventuras en un lugar donde el oro florece. Allí, atraídos por la posibilidad de prosperar en la vida acuden los legendarios buscadores del preciado metal en la segunda mitad del XIX en la joven nación del norte de América.


Y nace una ciudad de la nada. La típica 'urbe' espontánea en la que rápidamente se dan cita gentes de distinta calaña para hacer su agosto. Una ciudad con todas sus virtudes y defectos propios de aquel entonces y de la actualidad, por desgracia.

En clave de comedia y sin abusar del género musical brilla sobre todo Lee Marvin que da vida a un bohemio errante bordando un papel cómico como nunca antes y después hizo. Merece la pena ver la película sólo por él.

Y dicho y hecho, fue el único premio que obtuvo La Leyenda de la Ciudad Sin Nombre que es como se llamó aquí, un Fotogramas de Plata en 1970 al mejor intérprete de cine extranjero. Mereció mucho más.

He elegido un fragmento de Paint Your Wagon, su título original, que al fin y al cabo quedó para la posteridad. Los propios protagonistas principales cantaron algunas piezas de este atípico western con vocación de musical. La más recordada es la de Lee Marvin interpretando Wand'rin' Star (Estrella Errante), una obra maestra de la música para el Séptimo Arte. Y a continuación Eastwood dejando clara su ya inclinación hacia el swing y el jazz en una interpretación más que respetable de Gold Fever (La Fiebre del Oro).




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