miércoles, 17 de diciembre de 2008

Navidades Rubias



No voy yo a descubrir nada que no se conozca ya de la ambición rubia más famosa de todos los tiempos. Hubo otras, pero créeme, nada que ver con Marilyn Monroe. Todo lo que había que decir, especular e inventar ya se ha escrito y dicho por activa y por pasiva.

No largo la parrafada para ocultar mi escaso verbo en cuestiones del Séptimo Arte. Mil biografías oficiales y otras no tanto. Desde su extraño matrimonio con el jugador de béisbol Joe Dimaggio hasta el pretendido romance nada menos que con John Fitzgerald Kennedy.

Bella hasta decir basta, seductora, irresistible y frágil como el cristal de bohemia. Es el cóctel perfecto. No hay quién se resista. Y para los amantes de los cotilleos una vida repleta de circunstancias escabrosas hasta el final de sus días. Con sólo aparecer en la pantalla cada céntimo invertido en el film que protagonizara se daba por bien empleado.

No me preguntes por qué pero "Con faldas y a lo loco" es mi talismán desde que la vi por primera vez. Mi película de cabecera y cada vez que la visiono descubro algún detalle más de su espléndida impronta. Me da igual la puntuación que los críticos le dieran al largometraje (muy buena por cierto) y su interpretación (tenía grandes dotes para la comedia), francamente, me es indiferente. Ella está ahí y punto.

Que sí, que llegaba tarde al rodaje, que olvidaba el guión y bebía, es cierto. Pero es que atravesaba uno de los peores momentos de su vida por aquel 1959, cuando Billy Wilder la dirigió en este film junto a Jack Lemmon y Tony Curtis. Sí, la estoy justificando, y ya está. Pero aquella imagen sobre el respiradero del metro y el vaporoso vestido de gasa que se elevaba estratégicamente dejando al descubierto el mejor par de piernas que yo haya visto jamás...

En fin, lo dejo ahí y a lo que voy, que es que también cantaba. Y no sólo aquel "Happy Birthday" que dedicó, todo el mundo lo vió y oyó, al ex-presidente fatalmente desaparecido JFK en su fiesta de cumpleaños. Qué extraño dolor en el alma nos recorrió a todos entre una mezcla de envidia y deseo. Es que no cabía más sensualidad en cada estrofa. ¡Cómo arrastró aquel Happy Birthday... Mr. President...!.

Aterricemos un ratito. Sólo para volver a elevarnos con esta canción de Navidad que dejó grabada con su inigualable estilo embriagador. Marilyn, cariño, Feliz Navidad estés dónde estés.




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