jueves, 25 de junio de 2009

El 'pastel' televisivo


Imposible. ¿Habéis hecho la prueba?. Desde un tiempo a esta parte es tarea de titanes ver algo en la pequeña pantalla. No hay forma. Conste, y no trato de eludir mi responsabilidad, la de todos en realidad, que yo veo la televisión. Y no debiera.

He desarrollado la técnica básica del espectador que acabado el día decide entre mil cosas sugerentes que hacer y al final concluye que la selección natural catódica es una opción. La de las especies y la de los programas adonde se esconden las mismas.

Es cierto, la 'caja tonta' es un buen plan alternativo para momentos de ocio. Siempre y cuando nos dejen disfrutar de ella. Y no me refiero al típico mando y 2500 dedos tras él para reinar en ese rato de asueto. No. Quiero referirme y de paso dirigirme a quienes confeccionan las parrillas de programación.

Digo yo, para quién... Sí, porque desde luego para mí no. Ya desistí en su tiempo de ver cualquier película, también documentales, no digamos los programas de cotilleo -estos ni existen para mi- y los espectáculos propiamente dichos de televisión pura... para qué. Conciertos musicales hace tiempo que los olvidé. Están a la venta. Todo es una sucesión incansable de spots publicitarios dentro y fuera del propio programa.

A estas alturas créeme que sé infinitamente mejor qué cepillo necesito para mi aseo bucal, el mejor coche y más caro que restregarle a mi vecino, el mejor preservativo que garantice un ¡¡sabor intenso!! y el banco en que debo pagar hasta por saludar al entrar que el documental, etc, que realmente tenía intención de ver. Amén de las chorradas mil que yo no sé cómo siquiera se atreven a anunciar.

Y..., ¡espera, espera!, cómo se contraprograman no ya sólo los canales de tv, sino, los propios anunciantes, sí, sí. Compruébalo hoy mismo. Es divertidísimo. Cualquier canal es una teletienda que programa fragmentos de cine, documentales, etc.

Y encima con la inminente exclusión de publi en las estatales y autonómicas están las privadas frotándose ya las manos. Yo ya me voy preparando para el apagón del próximo 2010. Pero el de verdad. No va a ver valiente que se siente frente al televisor.

Las privadas porque querrán tomar y empacharse del pastel que le dejan las públicas, que por su lado al ver menguar sus ingresos considerablemente bajarán la calidad de la programación por falta de medios...

Al final el damnificado como siempre el sufrido espectador. Ese, que como a mi, le gusta echarse un poquito de buena tele al final del día... Ya sólo nos queda la parabólica... que también la pagamos, sí, pero al menos por lo que realmente vale la pena y quieres ver...

Así que... Recuerdo cuál fue el primer vídeo español que emitió una televisión europea y vía satélite. "Directo al Corazón" de Miguel Ríos. Un pedacito de cine en formato vídeoclip.


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