martes, 23 de junio de 2009

Nuevo vocabulario


Desde que el hombre supo por primera vez que para sobrevivir no había necesariamente que desplazarse de un lugar a otro busca que te busca y descubrió la agricultura... vamos que se asentó definitivamente, tuvo tiempo para buscarse a sí mismo.

Y apareció el ocio. Porque eso de buscar ahora en los interiores inmensos llenos de mil y una cordilleras requiere su tiempo y especial dedicación.

Qué duda cabe que en aquellos profundos océanos de la mismidad más recalcitrante algunos se perdieron, otros hallaron..., vete tú a saber qué.

Lo que sí es cierto es que la resaca de aquellas excursiones ancestrales de otrora espesos barros nos han traído estos suculentos lodos. Cenagales de la divagación, pereza, pero también una imaginación sin límites. Si la Real Academia de la Lengua Española limpia, fija y da esplendor, a veces el lenguaje le juega sus malas pasadas.

He aquí una breve y primera relación de los 'palabros' llamados a ser el germen de un nuevo concepto en la comunicación oral. Ancha es Castilla.

Inestable: Mesa norteamericana de Inés.
Esmalte: Ni lune ni miélcole.
Talento: No tan rápido.
Meollo: Me escucho.
Anómalo: Hemorroides.
Decimal: Pronunciar equivocadamente.
Camarón: Aparato enorme que saca fotos.
Cachivache: Pequeño hoyo en el pavimento que está a punto de convertirse en 'vache'.

En fin, perlas semánticas sobre las que tendrá que decidir a conciencia la Real Academia. No es tarea fácil. Se lo seguiremos complicando en breve.

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