domingo, 12 de octubre de 2008

Música en tiempos de Crisis

En un mundo globalizado en el que todo depende de todos a la vez y una mala administración de lo social, político, económico, etc., salpica por igual a cualquier rincón del planeta, hemos de andarnos con un cuidado exquisito.

Las crisis a lo largo de la historia reciente lo ponen de manifiesto. Ahora vivimos en una de ellas y ya estamos viendo las consecuencias. Apretarse el cinturón, bancos que sufren la falta de liquidez, empresas que en el mejor de los casos presentan expedientes de regulación y en el peor sencillamente desparecen... Pero, ¿cómo afecta una crisis a la música?.

Como industria que es se ve resentida. Ya lo venía siendo por aquello de las nuevas tecnologías, internet y la violación de derechos de autor. Los programas p2p bajo el signo del "compartir" han hecho mucho daño. Pero no hay mal que por bien no venga y eso dejó al descubierto el precio inflado artificialmente del producto final en el mercado, el cd. Y ya no hablemos de las copias "caseras" que de un disco se pueden hacer y el consiguiente canon que graba el software de las computadoras que lo realizan y el soporte en el que se plasman. La polémica sigue sobre la mesa. Pero Aún así los eventos en vivo gozan de buena salud. Digamos que todo se desarrolla en una relativa y aceptada normalidad, toda vez que esta industria ya venía vacunada por su propia crisis.

Pero no siempre fue así en otras crisis globales. Viajemos hacia el año 1973 del siglo pasado. La guerra del Yom Kippur que enfrentó a árabes e israelíes. Un conflicto ya antiguo que venía desde el nacimiento de la patria judía. Los primeros acosaron a Egipto y esto puso en alerta a los segundos que a su vez y para llamar la atención de Occidente y acudieran en su ayuda para evitar males mayores cortaron el grifo del petróleo. En unos días el mundo tuvo que hacer frente a un extraordinario colapso de grandes proporciones y el rock se resintió.

De pronto todo el mundo cayó en la cuenta que la industria discográfica dependía en gran medida del oro negro y sus derivados. Desde el cloruro de polivinilo del que estaban hechos los discos a las cintas de grabación, desde el papel de las cubiertas hasta el plástico de las casetes, y todo eso sin contar con la energía necesaria para poner en marcha un gran evento en vivo. Caos en definitiva. Y hubo tiras y aflojas durante muchos años después en busca de una solución al conflicto.

Había que ahorrar energía, gasolina o materias primas y pagarlo todo además a un precio mucho más caro. Era la crisis del petróleo, como también se llamó a este convulso período tras el estallido del Yom Kippur.

Un ejemplo práctico. Si una compañía disponía de plástico solo para editar un millón de discos, ¿que hacía?. Sacaba tres grupos, solistas nuevos o aseguraba la operación publicando esas copias con una figura "segura". Estaba claro, lo nuevo dejaba de grabar cortando el paso a las ideas frescas, innovación y evolución artística. Sólo en Gran Bretaña la producción bajó un 75% en 1973.

Todo esto se fue acentuando en los siguientes años y el rock se llegará a recuperar pero ya no será el mismo. Nacerá el punk, el mal gusto estético y los fenómenos puntuales como el rock alemán.
Entre ese período negro que va desde 1973 hasta al menos 1975 el rock aunque no se hundió estuvo seriamente tocado sin renovaciones. Aunque en EE.UU hubo una gran aportación, la de Bruce Springsteen; en Inglaterra los artistas realmente importantes fueron Queen por ser la última de las grandes bandas de rock surgida de aquella rara etapa y Mike Oldfield gracias al impactante "Tubular Bells".

En ese momento Mike Oldfield tenía 19 años (1973). Y en el álbum al que me refiero él mismo se encargó de tocar los 28 instrumentos que se oyen grabados en 80 grabaciones separadas. En un concepto novedoso que consistía en un sólo tema que completaba el metraje total del vinilo por ambos lados, sin solución de continuidad, sólo la obligada para dar la vuelta al disco en el plato giradiscos. Y el dinero que se ahorró al no necesitar músicos y demás complementos. Fue seleccionado para la banda sonora del clásico del terror "El Exorcista" y llegó al número uno en medio mundo. Ahí te dejo el fragmento más conocido.

Tubular Bells (Edit) - Mike Oldfield

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